mayo 29, 2007

5/5: Stellar Leader

Partió como un juego de niños. Una especie de "amigo imaginario" a gran escala. Luego me sirvió como escape ante las primeras (aunque ignoradas) señales de lo que se vendría.

Más tarde, como pasa con todas las creaciones artísticas según dicen, el personaje cobró vida propia: pasó de ser un simple soldado a tener un importante puesto de mando, luego creció en poder, ganando aliados y enemigos a tasas iguales. Posteriormente creció en sabiduría ("maduró" dirían algunos) y aprendió a amar realmente. Finalmente su Destino, del cual trató de huir por todos los medios, cayó sobre él. Eso por poco y lo destruye, pero tantos años de lucha rindieron frutos y, contra todo pronóstico, sobrevivió. Aunque "sobrevivir" es un término discutible dada las condiciones en que quedó: sus sueños destrozados, sus aliados caidos, sus rivales vencidos, su enorme poder perdido... pero sí, él sobrevivió al Destino.

Actualmente, el guerrero duerme. No descansa (nunca lo hace), sólo duerme. Esperando que alguna vez se le permita existir realmente, esperando que alguna amenaza ponga en jaque su Realidad. Esperando que, ya sea por magia o por un simple acto de justicia, algo de lo que ha perdido le sea devuelto.

4/5: Padre

(Conste q estuve a punto de renunciar a escribir las 2 que faltaban, pero lo hice igual)

En mi casa vivimos 4 personas: mi papá, mi mamá, mi hermana y yo.
Mi familia está compuesta de 3 personas: las últimas 3 de la lista anterior.

Podría estar horas argumentando esa exclusión, pero resumiré de la forma siguiente:
Tenemos gustos radicalmente diferentes, tiene una adoración por sí mismo que no comparto, a pesar de lo que él dice no le interesa realmente como estoy, cuando está cerca no puedo evitar pensar en todos los disgustos que me ha causado y en definitiva, porque me cae mal.

Sé que suena feo, que ES feo que diga estas cosas, pero es la verdad. Créanme, he hecho todo lo Marcelísticamente posible para superar este rechazo, pero no hay caso. Conversar con mi papá es como pelear con una muralla: no va a golpearte de vuelta, pero en el intento de hacerle algún daño te terminas lastimando a tí mismo.

Yo renuncié a él. Ya no le cuento mis cosas (no es que alguna vez lo haya hecho de todas formas), ya no le pido su opinión (que de todas formas nunca me importó demasiado). Ya no me afectan sus berrinches (o al menos eso intento). Ya no deseo que cambie.

Simplemente lo ignoro. No forma parte de mi vida. Es como si fuera un extraño. De hecho, me he dado cuenta que su sóla presencia me disgusta.

No traten de decirme que no es correcto, que algún día me arrepentiré, que en el fondo tengo que quererlo igual, etc. No estoy hablando de algo que yo desee o busque sentir, estoy simplemente poniendo en palabras mis verdaderos sentimientos hacia él.

mayo 09, 2007

3/5: Queer eye for the straight guy

Ayer en un foro alguien preguntaba qué era lo más gay que hacía uno. Hoy en varios programas trataban de adivinar qué futbolista había mantenido una relación sentimental con Italo Passalacqua.

Me dan risa los estereotipos. En el foro, donde quienes posteaban eramos gays, no recuerdo haber leido nada sobre vestirse de determinada manera, comerse las uñas al revés o señalarse a sí mismo con la mano abierta sobre el pecho. En los programas que oi descartaron a casi todos porque, según los animadores, "eran muy masculinos"... Noticia: los gays somos hombres. Claro, tenemos ciertas "cosillas" que nos delatan, pero se sorprenderían de saber la cantidad de "machos recios" que gustan de personas iguales a ellos.

No sigan los estereotipos. El gaydar se desarrolla mediante observación, pero tiene una base química y sensorial. "Desconfíen" de todos, o mejor aún, no sospechen de nadie. Estoy seguro que si cada uno de nosotros hiciera un análisis profundo de sí mismo, descubriría que posee características para asociarlo a la mayoría de los estereotipos existentes.

mayo 08, 2007

2/5: Efecto alcohol

Soy un "bebedor social", o sea un tipo que no bebe sólo por beber sino rodeado de amigos, en un ambiente agradable y festivo. Normalmente, dejo de consumir alcohol cuando siento que estoy perdiendo el control. Otra veces bebo sin parar hasta que ya no me importa tener el control de nada.

Porqué bebo: el acohol me desinhibe, me libera. Tiene el poderoso efecto de anular mi siempre-acusadora conciencia. Y yo simplemente amo sentirme así de libre. Es cierto que más de una vez he hecho/dicho alguna estupidez por eso de tener los filtros desactivados, pero también es cierto que los mejores bailes y las mejores conversaciones (y los mejores minos ^_^) los he tenido con cierto grado de alcohol en las venas.

Y por favor no me malinterpreten, no digo que el alcohol sea una buena solución a los problemas, de hecho ni siquiera creo que sea un solución, pero supongo que nadie me negará que cualquier cosa que te permita disfrutar la vida sin preocupaciones y sin remordimientos, aunque sólo sea por unas horas, merece recibir cuando menos el beneficio de la duda.

1/5: USACH

Hace un par de días volví a pasear por la Universidad de Santiago de Chile, USACH. No recuerdo desde cuando no iba. Fue toda una experiencia. Yo soy un tipo nostálgico por naturaleza y volver a un lugar que fuera tan importante en mi desarrollo como persona me causó una oleada de emociones. ¿Por qué tan importante? La universidad significó para mi dejar de ser el "más mateo de la clase" para pasar a ser parte del "montón"... y eso, por extraño que suena, me hizo bien. Sin importar cuan bueno sea lo que te separe del resto del mundo, puede transformarse en una verdadera tortura. En otras palabras, estar en la U me "normalizó", y eso, a la larga, es bueno.

También fue gracias a la universidad y al mundo que descubrí gracias a ella, que comenzó mi proceso de "salir del closet". Fue en un laboratorio de la universidad donde conocí al muchacho que me movió el piso y que desató ese largo y doloroso proceso de auto-aceptarme. Y eso es bueno, porque gracias a ese proceso es que ahora puedo mirar a los ojos a cualquiera y sentirme orgulloso de mí mismo.

En la universidad aprendí a nadar, perfeccioné mi inglés, confirmé mi talento pedagógico, aprendí que se puede sobrevivir durmiendo 3 horas diarias durante una semana (aunque no lo recomiendo), aprendí a moverme por Santiago sin miedo, vi a Mauricio Redolés y Plastilina Mosh en vivo por primera vez en mi vida, participé en protestas, arranqué del guanaco, tuve mi última relación sentimental con una mujer, aprendí a bailar en las maquinitas, aprendí a jugar rol, reduje mi pánico a los temblores a un temor controlable y fui todo lo contrario de lo que había sido hasta antes de entrar a ella.

Y por sobre todo eso, conocí a un grupo de personas increíbles: Marcela, Manuel, Luis, Claudia, Alonso, Patty, Ale, Ale, Úrsula, Pato, Anita, Carola, Cristian, Lorena, Darío... espero no olvidar a nadie.

Todo lo anterior, junto con una infinidad de pequeños detalles, hicieron de mi vuelta a la USACH una experiencia sorprendentemente agradable.

(Sólo por si alguien se lo pregunta: No, no pisé el león en la puerta de la EAO)